América Latina: Necesidad y posibilidades de otra economía
Resumen
El sistema capitalista muestra en la periferia latinoamericana sus peores tendencias: arrasar con lo que se haya logrado de las mismas condiciones que ese sistema institucionalizó como mecanismo material y simbólico de integración: el trabajo asalariado con derechos sociales que debían ser garantizados por el Estado; arrasar con las bases naturales de la vida, llevándose no sólo los productos de la tierra sino la tierra misma, su fertilidad, su agua, sus balances climáticos. Y ni siquiera en los países donde logra tasas inéditas del tan ansiado crecimiento económico se revierte ese proceso. La pobreza y la indigencia pueden cambiar momentáneamente sus números pero la tendencia a la degradación de la calidad de la vida continúa, se extiende el avance de las formas más perversas de explotación de los seres humanos y la naturaleza. Esta economía capitalista periférica no va a integrar por sí sola sociedades justas, que requieran y permitan el reconocimiento y el desarrollo pleno de las personalidades y capacidades de todos los individuos y comunidades. Se requiere una política democrática y poder social de las mayorías.
El sistema capitalista muestra en la periferia latinoamericana sus peores tendencias: arrasar con lo que se haya logrado de las mismas condiciones que ese sistema institucionalizó como mecanismo material y simbólico de integración: el trabajo asalariado con derechos sociales que debían ser garantizados por el Estado; arrasar con las bases naturales de la vida, llevándose no sólo los productos de la tierra sino la tierra misma, su fertilidad, su agua, sus balances climáticos. Y ni siquiera en los países donde logra tasas inéditas del tan ansiado crecimiento económico se revierte ese proceso. La pobreza y la indigencia pueden cambiar momentáneamente sus números pero la tendencia a la degradación de la calidad de la vida continúa, se extiende el avance de las formas más perversas de explotación de los seres humanos y la naturaleza. Esta economía capitalista periférica no va a integrar por sí sola sociedades justas, que requieran y permitan el reconocimiento y el desarrollo pleno de las personalidades y capacidades de todos los individuos y comunidades. Se requiere una política democrática y poder social de las mayorías.
El sistema capitalista muestra en la periferia latinoamericana sus peores tendencias: arrasar con lo que se haya logrado de las mismas condiciones que ese sistema institucionalizó como mecanismo material y simbólico de integración: el trabajo asalariado con derechos sociales que debían ser garantizados por el Estado; arrasar con las bases naturales de la vida, llevándose no sólo los productos de la tierra sino la tierra misma, su fertilidad, su agua, sus balances climáticos. Y ni siquiera en los países donde logra tasas inéditas del tan ansiado crecimiento económico se revierte ese proceso. La pobreza y la indigencia pueden cambiar momentáneamente sus números pero la tendencia a la degradación de la calidad de la vida continúa, se extiende el avance de las formas más perversas de explotación de los seres humanos y la naturaleza. Esta economía capitalista periférica no va a integrar por sí sola sociedades justas, que requieran y permitan el reconocimiento y el desarrollo pleno de las personalidades y capacidades de todos los individuos y comunidades. Se requiere una política democrática y poder social de las mayorías.
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